COMUNICADO ENVIADO A JEFES DE ESTADO Y AL PAPA (AÑO 1979)

COMUNICADO  DEPOSITADO  ANTE  NOTARIO  EN  VARIOS  PAISES  Y  ENVIADO  A  LOS  JEFES  DE  ESTADO  DE  LAS  SUPERPOTENCIAS  Y  AL  PAPA  JUAN  PABLO  II,    EL  AÑO  1979.
“No soy un mitómano ni un hombre de ciencia-ficción. No soy un exaltado, ni un mentiroso, ni un ignorante. Soy un “contactado” con el cometido de divulgar cuanto me es concedido por Quien, por lo que sé, posee el poder absoluto en el cielo y en la tierra.

Este cometido que desarrollo desde hace 30 anos, està cargado de renuncias y sufrimientos, de luchas y amarguras. A pesar de todo no he hincado la rodilla, venciendo temores y odios, incomprensiones y sutiles persecuciones.

Este acto que cumplo es quizá el ùltimo y el más “importante” de mi misión, de mi incondicional amor hacia la Humanidad de este Planeta. Tengo el sagrado deber de hacer notar a los Señores, que una fuerza inimaginable y con poderes impensables, vigila constantemente y activamente el desarrollo de la grave situación, creada con la loca carrera de armamentos nucleares y la proliferación, siempre creciente, de este orden de destrucción y de muerte.

La presencia en el Planeta de estos Señores del Espacio, mira principalmente, para impedir una degeneración capaz de aniquilar inexorablemente la vida en este mundo. Es de mi conocimiento, que entra dentro de sus posibilidades, un forzado condicionamiento y una radical “mutación” de la actual situación, con el fin de evitar que se repita una enorme catástrofe que eliminarìa, totalmente, el hálito de vida de este Planeta.

Es también verdad, por cuanto yo conozco, que su misión se limita al especifico cometido de “detener la actual progresiva involuciòn”, ya peligrosa para la estabilidad de los equilibrios cosmofìsicos y cosmodinámicos del Sistema Solar.

Comprendo hasta qué punto es difìcil dar crédito a cuánto, a través de este escrito comunicado digo y también que sea difìcil interpretar realmente este acto mío de amor. Como hizo en su tiempo el profeta Jonás, no hago más que repetir su historia y esta vez sin desobedecer. Considero haber hecho mi deber y espero, desde lo más profundo de mi corazón, que Uds. cumplan el suyo “.
                                                                                                   Eugenio  Siragusa